Hoy muchos se congratulan de que Berlusconi haya sido expulsado del Parlamento italiano y yo les digo que eso da igual: volverá. Y si no vuelve encarnado en su propio ego, lo hará en el cuerpo y alma de cualquier otro sátrapa de tres al cuarto. Y lo hará porque a los gobernantes los definen sus gobernados. Y si los gobernados son una troupe de panderetas, con una actitud de pandereta, los gobernantes por fuerza habrán de ser fatídicamente címbalos de primera.
Política
Hace unos días, el veterano y entrañable naturalista sir David Attenborough puso a guisar los ánimos del personal buenrollitista al declarar que los humanos somos una plaga. A nosotros, que nos creemos los reyes de ese mambo que es la Creación, se nos calientan las orejas cuando uno de los nuestros pone en tela de juicio nuestra capacidad para llevar tan pesada corona que el antropocentrismo –nuestro instinto de autoconservación, en suma– se ha empeñado en forjar; pero lo cierto es que ni este trono esférico que es la Tierra tiene una superficie y capacidad ilimitadas en cuanto a albergar y alimentar seres vivos, ni nosotros podemos independizarnos de las leyes naturales que rigen el Universo, por muy pseudorreyes que nos creamos. Espacio limitado, albergue limitado, producción limitada; y no podemos mirar a otro lado fingiendo que no lo sabemos.
¿Para cuándo un decreto que prohiba la creación, abolición y/o modificación de nombre de los ministerios cada vez que hay un cambio en la poltrona gubernamental? ¿Saben ustedes lo que cuesta a los ciudadanos de este país las mudanzas y cambios de mobiliario de las nuevas carteras? ¿El tirar a la basura el material con los antiguos membretes y sustituirlos por otros nuevos? ¿Los gastos de imprenta? ¿La nueva cartelería y el material de oficina?
Administraciones Públicas, Economía y Hacienda, Justicia, Educación y Ciencia, Interior, Asuntos Exteriores, Defensa, y Sanidad y Asuntos Sociales. Ocho ministerios son más que suficientes y no hay nada que justifique añadir o quitar ninguno. Y, desde luego, nada que deba implicar un cambio de nombre y todo el despilfarro que ello supone.
Ahora, que venga quien sea y proponga la creación de un Ministerio de Crisis y Chanchullos Bancarios.
El humorista y presentador Raúl García anunció el fenómeno acertadamente, con la sintonía de El Hombre y la Tierra de fondo, en su programa de Radio El Día. Por estas fechas vamos a asistir al espectáculo singular de contemplar en riguroso directo cómo numerosos ejemplares de cierta especie animal se aventuran fuera de su hábitat natural en busca de alimento. Siguiendo su ciclo de cuatro años, los veremos por los barrios, en los parques, viajando en guagua, exentos de corbata y repartiendo besos, abrazos, ajós a bebés, manitas a los viejitos y derrochando munición de promesas con tal de saciar su hambre de voto.
Lo que sigue es un vídeo publicado hace aproximadamente un año que recoge una clase de Jesús Huerta de Soto, economista anarcocapitalista, catedrático de Economía Política y, por lo que se vé, todo un ejemplo de falta de rigurosidad a la hora de sentar su cátedra, en la que concluye que la Caída del Imperio Romano se debió –agárrense los machos– al Socialismo. Pasen y vean:
Como presumo que el Profesor Huerta, siendo todo un catedrático, estará mejor formado que yo y habrá leído más libros que yo, aparte de tener una cabeza más preclara que la mía, no me queda otro remedio que sospechar que lo suyo no es ignorancia sino que está vendiendo descaradamente la moto a sus pasivos alumnos, quienes hasta probablemente creerán que Julio César fue emperador.
Mis objeciones a tan descabellada teoría las expuse en una bitácora liberal hace algún tiempo, pero las repito aquí para que consten en terreno propio: